Tengo muchas ganas de ver el búnker nuclear de Tito, otro de los motivos del viaje a Bosnia y Herzegovina.
Se empezó a construir en el 1953 y se finalizaron las obras en el 1979. Josip Broz Tito, militar y político, más conocido como Tito fué el máximo responsable de una próspera Yugoslavia, que se disolvió tras su muerte.
Tito nunca usó el búnker, aunque lo visitó algunas veces. Eligió un enclave estratégico, entre dos ciudades de Bosnia y Herzegovina, Sarajevo y Mostar, emplazado en unas montañas a las afueras de Konjic.
A medida que avanzo por los túneles me adentro más en las montañas, hasta una altura máxima de 286 metros, haciéndolo más inexpugnable. Puede soportar el doble de explosivos que cayeron en Hiroshima y Nagasaki.
Por el momento es el único en el mundo que se puede visitar, aunque tengo noticias que están reformando otros con intención de abrirlos al público.
La temperatura media es de 23 grados, regulada de forma autónoma por sus inmensas máquinas. También tiene su despensa de agua y generador de electricidad, es como una pequeña ciudad autosuficiente.
Entre las estancias del bunker se destacan las salas de conferencias, la zona de descontaminación, la planta potabilizadora o el generador de energía, entre otras.
El búnker todavía está en uso, pero jóvenes artistas y activistas luchan para liberar al búnker y al país entero de militares.
Solo hay una estancia dedicada a la mujer, la de Tito.
Podéis ver todas las imágenes a pantalla completa en el apartado de Fotografías.