Un mes después del tifón siguen trabajando en Baracoa. Uno de los lugares donde más afectó el terrible tifón Matthew.
Se derribaron muchas casas, incluso las que tenían cimientos y eran de una sola planta, construcciones a priori sólidas realizadas con materiales como el cemento u hormigón.
De la primera línea de mar se salvaron los bloques de viviendas más pesados, aunque también sufrieron daños, balcones arrancados y ventanas desaparecidas.
Me relatan como sucedió. Durante siete horas de terror los habitantes afectados fueron saltando de casa en casa, desplazándose de un cobijo a otro. Cuando apreciaban que las paredes se estaban partiendo o el techo volaba huyan a casa del vecino.
La zona más afectada está llena de objetos personales repartidos por doquier. Muchos lo perdieron todo. De momento el estado está retirando algunos escombros. Mucha de la ayuda que recibió la población fue proporcionada por la iglesia, la ONG más efectiva por estos lares.
Una hora después del ciclón, como si de japoneses se trataran, empezaron la reconstrucción de sus casas, con materiales comprados, por supuesto. La necesidad de un techo y una cama hacen que se haga todo con mucha prisa, con reconstrucciones amateurs, sobre la marcha y con los materiales que consiguen en el momento.
Los cultivos fueron arrasados y muchos árboles arrancados, la impresión visual es similar al de un incendio, troncos de árboles sin hojas y zonas deforestadas.
Ernesto me relata como su árbol de mango era el más famoso de la región, algunos de sus frutos podían superar los cuatro kilos de peso, cuando los llevaba al mercado para vender todos quedaban asombrados, ahora se quedó sin nada, está planeando cultivar la papaya.
En la fotografía superior se observa como el ciclón devoró el rompeolas y el paseo próximo al estadio, llegando el mar a tocarlo. Transcurrirán meses hasta que se celebre otro partido. De momento lo usan como depósito de materiales, el estado quiere construir pequeños apartamentos para los más afectados.
Me mostraron un vídeo de como el agua entraba en las casas, las olas llegaban hasta la tercera linea de mar.
Después del ciclón estuvo un mes lloviendo torrencialmente. Las calles se convirtieron en torrentes de agua difíciles de cruzar. Esto, junto con el ciclón, desplazó los cimientos de las casas, aumentando el peligro de derrumbe. El ciclón llegó con una fuerza de categoría 4, olas de siete metros que se metían dentro de las viviendas.
Pese a todo, nadie murió, ni un solo animal pereció en la catástrofe, muchos consideran que fue algo divino, un milagro. Pese a los daños materiales se toman el futuro con optimismo.
Podéis ver todas las imágenes a pantalla completa en el apartado de Fotografías.