Abróchense los cinturones, nos vamos a meter de lleno en uno de los últimos reductos post-soviéticos que existen.
Moldavia, después de obtener la independencia en los años 90 sigue siendo el país más pobre de Europa, con más de la mitad de la población dedicada a la agricultura. La situación es cada vez peor desde que se separó de la antigua Unión Soviética, la caída en picado de la industrialización y, en gran medida, por los enfrentamientos militares con la región separatista de Transnistria.
La opción más sencilla de llegar es en avión, directamente hasta la capital Chisinau, desde donde podéis establecer vuestro campamento base para conocer todo el país.
Otra opción es cruzar la frontera en transporte público desde otros países fronterizos, la más sencilla es desde Rumania, aunque vigilad con la policía aduanera, es posible que intenten sacaros algo de dinero. En mi caso tuve suerte, conocí en la estación de autobuses a la campeona de ajedrez junior de Moldavia, cosa que me facilitó muchísimo las cosas.
El país es triste, con pocos negocios, solicitar una hipoteca supone pagar unos intereses desorbitados. En las amplias calles de la capital apenas circulan coches. Parece que esté en un estado de sitio permanente.
Los rumanos me dijeron que estaba loco, que los Moldavos son mala gente , me decian que tenian “rusky mentallity” mentalidad rusa, pero nada más allá de la realidad. Aunque son reservados y un poco fríos, nada tienen que envidiar a sus vecinos.
Solo un consejo, tengan en cuenta que es un país que está en guerra fría con sus vecinos de Transnistria, estén atentos y lean cual es la situación actual. Tengan especial cuidado al retratar edificios oficiales, está prohibido.
Podéis ver todas las imágenes a pantalla completa en el apartado de Fotografías.