Calles enteras sin luz en todos su recorrido, edificios con las luces apagadas y persianas bajadas, las pocas farolas que iluminan algunas calles son de poca intensidad, de un tenue color anaranjado.
Policias de servicio fumando y máquinas expendedoras de tabaco en la calle, al alcance de cualquiera, dispuestas las 24 horas.
Los vendedores ambulantes campan a sus aires, con sus puestos fijos, asentados en cualquier esquina o acera, sin esconderse, la venta ambulante está muy extendida en Sicilia.
Los perros y gatos deambulan sin rumbo fijo por la ciudad, la mayoría sin dueño, en busca de las sobras de los restaurantes o de algún cliente con la barriga ya llena.
Los servicios de limpieza parece que nunca han estado por estos lares. Los cubos de basura están desbordados y la gente, en general, no están concienciados con la higiene urbana, todo se lanza a la calle, botellas vacías, papeles,… El civismo no está a la orden del día, la música de los bares y restaurants pueden estar a toda pastilla hasta altas horas de la madrugada. Cuídate mucho de tener ropa colgada, no es necesario disponer de salida de humos para abrir una brasería en pleno centro histórico, puede que al día siguiente esas ropas colgadas el día anterior huelan a carne a la brasa, ideal para atraer a toda la fauna de la ciudad.
Sicilia parece anclado en el tiempo 30 o 40 años, los edificios estan sin restaurar y con el tiempo se caen, parece que lo prefieren de esta manera, usar los edificios hasta que se derrumben y luego construyen otro. A veces parece que las ciudades hayan sido bombardeadas, sin reconstruirlas.
En general las calles y carreteras están poco señalizadas, pero eso no importa, los coches y vehículos a motor son los reyes de la isla, aparcan donde quieren y como quieren, no importa que sea en doble, tercera o cuarta fila. Los carriles de sentido único se convierten en un culo de botella donde se aglomeran los coches, esperando el descuido de otro conductor para meter el morro, cada posición se lucha con uñas y dientes.
Aquí todavía dejan el coche abierto, con la ventanilla bajada y algunos con las llaves puestas, aunque ya no es tan corriente en Palermo o Catania se puede ver en toda la isla.
Es muy corriente que dejen unas sillas en la calle, donde sentarse y enterarse de todo, hablar con la gente, hacer vida de barrio. Los fruteros y pescaderos pasan cada día por las casas para vender el género, ya sea en triciclo motorizado o la típica carretilla de la obra; los mismos pescadores o agricultores venden su género, sin intermediarios.
En los centros comerciales y lugares concurridos como estaciones de tren o autobús instalan capillas para los más devotos, son bastante creyentes y no está de más rezar unas plegarias antes de subir al autobús.
Las mujeres deben competir con los hombres a ver quien es mas guapo. El 90% de los hombres son metrosexuales y las mujeres están casi obligadas a arreglarse para que no les confundan con sus maridos. En verdad las mujeres adoran vestirse y maquillarse, incluso para ir a comprar el pan o hacer footing, no salen de casa sin pasar antes por el tocador.
Los padres no son sobreprotectores y los niños juegan a la pelota o a cualquier otro juego al aire libre en las esquinas o plaza, sin ninguna supervisión, de pequeños ya aprenden a ser autosuficientes.
Sicilia me recordó a Argentina en todos los aspectos, incluso en la comida. No es de extrañar que los mismo Argentinos digan que son descendientes de Italianos pero de habla hispana.
Como pasa en la bella Argentina, Sicilia está lleno de buscavidas, en un momento abren el maletero del coche y se ponen a vender sandías o se instalan unas rejillas con brasas en la calle y hacen bocadillos. En verano se suben toda la família al coche, bocadillo en mano y plantan la sombrilla en la playa para pasar el día.
La gente es simpática y amable, siempre intentan ayudar en todo lo que puedan, son honestos con la devolución del cambio y están encantados de que la gente se interese por su isla, son algo despreocupados y viven el dia a dia. Para mí visitar Sicilia fue como viajar en el tiempo a mi infancia. Un viaje inolvidable a esta isla y a mis recuerdos.
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