Los habitantes de las orillas del río Irrawaddy, en la ciudad de Mandalay, fueron expulsados de sus viviendas por el gobierno y sus hogares derrumbados.
En el mismo lugar se han construido viviendas de lujo que nadie puede comprar. Las personas desterradas, sin saber a dónde ir y como protesta, decidieron quedarse a vivir en el mismo lugar del que fueron desterrados.
Las condiciones higiénicas son lamentables y por las noches las ratas se pasean libremente. Esta es la protesta silenciosa a la que se han visto obligados una parte de la población, sometidos a la dictadura militar.
Myanmar fue, hasta hace poco, uno de los países más herméticos y militarizados que existían. Gracias a la influencia externa de numerosos países y a la activista política Aung San Suu Kyi el país quizá pueda disfrutar de un nuevo amanecer en un futuro cercano. Podéis ver todas las imágenes a pantalla completa en el apartado de Fotografías.